Las Vísperas Mayores
(Ediciones del Exarcado Mexicano)
Celebrada los sábados por la noche y la noche anterior a las fiestas mayores.
El sacerdote se viste con eptragilio, puños y felonio; el diácono, recibiendo la bendición
Luego el diácono abre las Puertas Santas y le da al sacerdote el incensario. Este, acompañado del diácono que lleva una vela grande en la mano derecha, inciensa el altar por sus cuatro lados, el santuario entero, y al clero que esta dentro
Luego el diácono sale por las Puertas Santas al ambón y, cara al altar, exclama:
Levantaos. Bendice, Señor.
Y el sacerdote, ante el altar, eleva el incensario, y trazando con él la señal de la cruz, exclama:
Gloria a la Santa, Consubstancial, Vivificadora e Indivisible Trinidad eternamente, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Luego los sacerdotes y los diáconos cantan, haciendo tres reverencias:
Venid, adoremos a Dios nuestro Rey.
Venid, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Venid, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Venid, adoremos y prosternémonos ante Él.
SALMO 103
Mientras se canta el salmo, el sacerdote continúa la incensación así: Primero las puertas santas y, saliendo
El diácono cierra las puertas santas, besa el altar, va al trono (el lugar alto
Bendice,
El que se cubre de luz
Que establece sus aposentos entre las aguas; el que pone las nubes por su carroza; el que anda sobre las alas
El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros al fuego flamante;
El fundó la tierra sobre sus basas; no será jamás removida.
Con el abismo,
A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se apresuraron;
Subieron los montes, descendieron los valles, al lugar que tú les fundaste.
Pusísteles término, el cual no traspasarán, ni volverán a cubrir la tierra.
Tú eres el que envías las fuentes por los arroyos; van entre los montes.
Abrevan a todas las bestias
Junto a aquellos habitarán las aves de los cielos; entre las ramas dan voces.
El que riega los montes desde sus aposentos,
El que hace producir el heno para las bestias, y la hierba al servicio
Y el vino que alegra el corazón
Llénense de jugo los árboles
Allí anidan las aves; en las hayas hace su casa la cigüeña.
Los montes altos, para las cabras montes; las peñas, madrigueras para los conejos.
Hizo la luna para los tiempos; el sol conoce su ocaso.
Puso las tinieblas, y es la noche; en ella corretean todas las bestias de la selva.
Los leoncillos braman a la presa, y para buscar de Dios su comida.
Cuán muchas son tus obras, oh Señor, hiciste todas ellas con sabiduría. La tierra esta llena de tus beneficios.
Asimismo esta gran mar y ancha de términos; en ella peces sin numero, animales pequeños y grandes.
Allí andan navíos; allí este leviathán que hiciste para que jugase en ella.
Todos ellos esperan en Ti, para que les des su comida a su tiempo.
Les das, recogen; abres tu mano, hártense de bien.
Escondes tu rostro, túrbanse; les quitas el espíritu, dejan de ser, y tórnanse a su polvo.
Envías tu Espíritu, críanse; y renuevas la faz de la tierra.
Sea la gloria
El cual mira a la tierra y ella tiembla; toca los montes y humean.
Al Señor cataré en mi vida; a mi Dios salmearé mientras viviere.
Serme ha suave hablar de El; yo me alegraré ene el Señor.
Sean consumidos de la tierra los pecadores, los impíos dejen de ser. Bendice,
Otra vez: El sol conoce su ocaso. Pone las tinieblas, y es la noche. Cuan muchas son tus obras, oh Señor. Hiciste todas ellas con sabiduría.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.
Aleluya. Aleluya. Aleluya. Gloria a ti, oh Dios. Tres veces.
LA GRAN LETANÍA
Diácono: En paz al Señor roguemos.
Por
Por
Por esta santa Casa y por todos los que en ella entran con fe, devoción y temor de Dios al Señor roguemos.
Por nuestro Señor, su Beatitud, el Metropolitano Nombre, por nuestro Señor el reverendísimo Arzobispo Nombre, por el honorable presbiterado y diaconado en Cristo, por todo el clero y todo el pueblo, al Señor roguemos.
Por (el Presidente o título de la autoridad civil más alta) por toda autoridad civil y por las fuerzas armadas, al Señor roguemos.
(Porque les ayude y subyugue bajo sus pies a todo enemigo y adversario, al Señor roguemos.
Por esta ciudad, (o aldea, o monasterio), por toda ciudad y país y por los fieles que en ellos habitan, al Señor roguemos.
Por estaciones favorables, abundancia de los frutos de la tierra y por tiempos pacíficos, al Señor roguemos.
Por los viajeros y los navegantes, por los enfermos los afligidos, por los presos y por su salvación, al Señor roguemos.
Socórrenos, sálvanos, ten piedad de nosotros y guárdanos, Dios por tu gracia.
Conmemorando a la Santísima, Inmaculada, Bendita, Gloriosa Señora nuestra, Theotokos y Siempre-Virgen María, con todos los
EXCLAMACIÓN:
Porque te pertenecen toda gloria, honor y adoración, a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Luego canta el
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de impíos.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Porque el Señor conoce el camino de los justos, mas la senda de los impíos perecerá.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Servid al Señor con temor, y alegraos con temblor.
A leluya. Aleluya. Aleluya.
Bienaventurados todos los que en El confían.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Levántate, Señor; sálvame, Dios mío.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Del Señor es la salud; sobre tu pueblo, será tu bendición.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.
Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Aleluya. Aleluya. Aleluya. Gloria a ti, oh Dios. Tres veces.
LA LETANÍA MENOR
Una y otra vez en paz al Señor roguemos.
Socórrenos, sálvanos, ten piedad de nosotros, y guárdanos, Dios, por tu gracia.
Conmemorando a la Santísima, Inmaculada, Bendita, Gloriosa Señora nuestra, Theotokos y Siempre-Virgen María, con todos los
EXCLAMACIÓN:
Porque tuyo es el dominio, y tuyos son el reino, el poder y la gloria, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
El
Y el diácono vuelve al santuario por la puerta meridional, y va al trono inclinándose. Al dar el sacerdote la exclamación, el diácono se vuelve hacia el y se inclina. Y el sacerdote le bendice.
El diácono toma luego el incensario, y recibiendo la bendición
Señor, a ti he clamado, óyeme; escucha la voz de mi oración, cuando te invocare; óyeme, oh Señor.
Y el segundo
Sea enderezada mi oración delante de Ti
Pon, oh Señor, guarda a mi boca; guarda la puerta de mis labios.
No dejes se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías.
Con los hombres que obran iniquidad; y no coma yo sus deleites.
Que el justo me castigue, será un favor , y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá a la cabeza.
Así que aún mi oración tendrán en sus calamidades.
Serán derribados en lugares peñascosos sus jueces, y Oirán mis palabras, que son suaves.
Por lo tanto a ti, oh Señor, Señor, mira mis ojos; en ti he confiado, no desampares mi
Guárdame de los lazos que me han tendido, y de los armadijos de los que obran iniquidad.
Caigan los impíos a una en sus redes, mientras yo pasare adelante.
Salmo 141 Con mi voz clamé al Señor, con mi voz pediré al Señor misericordia.
Delante de Él derramaré mi querella; delante de Él denunciaré mi angustia.
Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, Tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron un lazo.
Miraba a la mano derecha, y observaba; mas no había quien me conociese; no tuve refugio, no había quien volviese por mi vida.
Clamé a ti, oh Señor, y dije, Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes.
Escucha mi clamor, que estoy muy afligido; líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.
Saca mi
Me rodearan los justos, por que Tú me seas propicio.
(Psalmo 129) De los profundos, oh Señor, a ti clamo; Señor, oye mi voz. Aquí si hay ocho:
Estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.
Señor, si mirases a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse? Empero hay perdón cerca de Ti. Aquí si hay seis:
Esperé yo al Señor, esperó mi
Más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana espere Israel al Señor. Aquí si hay cuatro
Porque en el Señor hay misericordia, y abundante redención con El. Y El redimirá a
(Salmo 116) Alabad al Señor naciones, todas ; pueblos todos alabadle.
Porque se ha engrandecido sobre nosotros su misericordia; y la verdad del Señor es para siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
El
Cuando el coro canta Y ahora ... y el dogmatico, el diácono abre las puertas santas. Ya se habrá puesto el sacerdote el felonio.
Luego haciendo tres reverencias ante el altar y besándolo, el sacerdote y el diácono realizan la Entrada. El diácono lleva el incensario en la mano derecha algo elevada, y le sigue el sacerdote. Van por detrás
Mientras tanto, el diácono inciensa las puertas santas, el icono de Cristo, el de la Madre de Dios y al sacerdote. Luego, señalando hacia el altar con el orario, dice al sacerdote en voz baja:
Bendice, Señor, la santa entrada.
Sacerdote: Bendita es la entrada de tus
Diácono: Amén.
Al acabar el coro de cantar el dogmaticón, el diácono exclama elevando el incensario:
Sabiduría. Estemos de pie.
Y entran en el santuario. El diácono inciensa alrededor
Radiante Luz de la santa gloria
El sacerdote y el diácono van al trono y concluido el himno, el diácono dice: Atendamos.
Sacerdote: Paz a todos.
Diácono: Atendamos. El Proquímeno vespertino. Y lee el proquímeno
La tarde
El Señor se ha hecho Rey, de hermosura se ha vestido.
Verso: El Señor se ha vestido de poder y se ha ceñido.
Verso: Porque Él ha establecido el universo, que no será movido.
Verso: La santidad conviene a tu casa, Señor, por largos días.
La tarde del domingo, tono 8, del Salmo 133:
He aquí, bendecid al Señor, vosotros todos los siervos del Señor.
Verso: Los que estáis en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
La tarde
El Señor oirá cuando yo a El clamare.
Verso: Cuando clamé, el Dios de mi justicia me oyó.
La tarde
Tu misericordia, Señor, me seguirá todos los días de mi vida.
Verso: El Señor me pastorea, y nada me faltara; en un lugar de verdes pastos me ha hecho yacer.
La tarde
Oh, Dios, sálvame en tu nombre, y en tu poder júzgame.
Verso: Oh, Dios, escucha mi oración; presta oído a las razones de mi boca.
La tarde del Jueves, tono 6,
Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.
Verso: Alce mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro.
La tarde
Oh, Dios, tu eres mi socorro y tu misericordia me previene.
Verso: Redímeme de mis enemigos, oh Dios, y de los que contra mi se levantan, líbrame.
En las vísperas de las fiestas mayores hay lecturas de las profecías, normalmente tres. El diácono [o el sacerdote] exclama antes de cada una; SABIDURIA, y el lector anuncia el titulo de la lectura; LECTURA del LIBRO DE GENESIS, por ejemplo, y el diácono: Atendamos. Y el lector lee.
Después
LA
Digamos todos con toda nuestra
Señor Omnipotente, Dios de nuestros padres te suplicamos, que nos escuches y tengas piedad.
Ten piedad de nosotros, Dios, según tu gran piedad, te suplicamos que nos escuches y tengas piedad.
De nuevo te suplicamos por los devotos cristianos Ortodoxos.
De nuevo te suplicamos por nuestro señor, su Beatitud, el Metropolitano Nombre, por nuestro Señor, el reverendísimo Arzobispo, Nombre, y por todos nuestros hermanos en Cristo.
De nuevo te suplicamos por (el Presidente o título de la autoridad civil más alta), por toda autoridad civil y por las fuerzas armadas.
De nuevo te suplicamos por los bienaventurados y siempre recordados santísimos Patriarcas Ortodoxos, por los fundadores de esta santa iglesia (o monasterio) y por todos nuestros padres y hermanos difuntos predecesores de nosotros que aquí y en todo lugar descansan, los ortodoxos.
De nuevo te suplicamos por piedad, vida, paz, salud, salvación, visitación, perdón y remisión de los pecados
De nuevo te suplicamos por los benefactores y bienhechores de este santo y venerable templo, por sus servidores y sus cantores y por todo el pueblo presente que espera de ti una grande y rica piedad.
EXCLAMACIÓN DEL SACERDOTE:
Porque eres Dios misericordioso y amas a los hombres, y te rendimos gloria, a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Lector: Concede, Señor, guardarnos esta noche sin pecado. Bendito seas, Señor Dios de nuestros padres y alabado y glorificado sea tu nombre para siempre. Amén.
Que tu misericordia sea sobre nosotros, Señor,
Tu misericordia, Señor, es para siempre; no desprecies las obras de tus manos. Te pertenece la alabanza, te pertenece un himno, te pertenece la gloria, a Ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Y el diácono, volviendo a su lugar ante las puertas santas, recita:
LA LETANÍA VESPERTINA
Completemos nuestra oración vespertina al Señor.
Socórrenos, sálvanos, ten piedad de nosotros y guárdanos, Dios, por tu gracia.
Que esta noche entera sea perfecta, santa, pacífica y sin pecado, al Señor pidamos.
Un Ángel de paz, fiel guía, custodio de nuestras
Perdón y remisión de nuestros pecados y ofensas, al Señor pidamos.
Cuanto es bueno y útil para nuestras
Que el tiempo restante de nuestra vida se concluya en paz y penitencia, al Señor pidamos.
Cristiano fin de nuestra vida, exento de dolor y vergüenza, pacífico, y una buena defensa ante el temible tribunal de Cristo, pidamos.
Conmemorando a la Santísima, Inmaculada, Bendita, Gloriosa Señora nuestra, Theotokos y Siempre-Virgen María, con todos los
EXCLAMACIÓN DEL SACERDOTE:
Porque tu eres Dios bueno que amas a los hombres, y te rendimos gloria, a Ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Sacerdote: Paz a todos.
Diácono: Inclinemos nuestras cabezas ante el Señor.
Y el sacerdote recita la Oración de Inclinación de Cabezas en secreto. Mientras tanto, el diácono entra en el altar por la puerta meridional, va al trono, hace una reverencia y espera la exclamación
EXCLAMACIÓN DEL SACERDOTE:
Bendito y glorificado sea el poder de tu reino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Luego se canta el Apóstica
Al completarse el Apóstica, se canta inmediatamente:
Ahora, Señor, dejas en paz a tu siervo, según Tu palabra. Porque mis ojos han visto tu salvación, la cual la cual tenías destinada ante la faz de todos los pueblos. Luz que ilumine a las naciones y gloria de tu pueblo
Y el lector:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros.[tres veces].
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por Tu nombre.
Señor, ten piedad. [tres veces].
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.
Padre nuestro, que estas en los cielos, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra
Sacerdote: Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Luego se cantan los troparios según la regla. El
Salve, oh Thetokos Virgen Maria, llena de gracia, el Señor es contigo. bendita Tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, porque has llevado en tu seno al
Acabando el coro de cantar los troparios, el diácono exclama:
Sabiduría.
Sacerdote: El que es, es bendito, Cristo Dios nuestro eternamente, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Sacerdote: Santísima Theotokos, sálvanos.
Coro: Más honorable que los Querubines e incomparablemente más gloriosa que los Serafines, tú que sin mancha has engendrado a Dios el Verbo, verdadera Madre de Dios te magnificamos.
Sacerdote: Gloria a ti, Cristo Dios nuestro, Esperanza nuestra, gloria a ti.
Sacerdote:
(El que resucitó de entre los muertos, si es domingo) Cristo verdadero Dios nuestro, por la intercesión de su inmaculada Madre, de los santos, gloriosos y alabadísimos Apóstoles, de (el santo del templo y del día), de los Santos y justos Progenitores de Dios, Joaquín y Ana, y de todos los Santos, nos tenga misericordia y nos salve, porque es bueno y ama al hombre.
“LAS ORACIONES DE VÍSPERAS”
LAS ORACIONES DE LUZ
Primera Oración:
Señor compasivo y misericordioso, sufrido y grande en misericordias, presta oído a nuestra oración y atiende a la voz de nuestra súplica. Marca sobre nosotros una señal para bien. Condúcenos por tu camino, para que andemos en tu verdad. Alegra nuestros corazones para que temamos tu santo nombre. Porque tú eres grande y entre los dioses no hay ninguno
Porque te pertenecen toda gloria, honor y adoración a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Segunda Oración:
Señor, en tu disgusto no nos reprendas, ni nos castigues en tu ira, mas haz con nosotros según tu ternura, oh Médico y Sanador de nuestras
Porque tuyo es el dominio y tuyos son el reino, el poder y la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Tercera Oración:
Señor Dios nuestro, acuérdate de nosotros tus siervos pecadores e inútiles cuando llamamos a tu santo nombre y no nos avergüences en nuestra expectación de tu misericordia; mas concédenos, Señor, todas nuestras peticiones que nos llevan a la salvación y haznos dignos de amarte y de temerte con todo nuestro corazón y de hacer tu voluntad en todas las cosas.
Porque tú eres Dios bueno que amas a los hombres, y te rendimos gloria a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Cuarta Oración:
Oh Tú, a quien cantan los
Porque te pertenecen toda gloria, honor y adoración, a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Quinta Oración:
Señor, Señor, que mantienes todas las cosas en la purísima
Por la piedad y amor al hombre de tu Hijo unigénito, con quien eres bendito, juntamente con tu Santísimo Espíritu bueno y vivificador, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Sexta Oración:
Dios, grande y maravilloso, que con indescriptible bondad y riquezas de providencia lo ordenas todo y nos concedes bienes terrestres, que nos has dado prenda del reino prometido por lo bueno que ya nos has concedido, y que nos has hecho evitar todo mal durante la parte ya pasada del presente día, concede que completemos también el resto del día sin reproche ante tu santa gloria, y que te cantemos, Dios nuestro, el único bueno que amas a los hombres.
Porque tú eres nuestro Dios, y te rendimos gloria a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Séptima Oración:
Dios grande y altísimo, que eres el único que tienes inmortalidad, que moras la luz inaccesible, que has formado toda la creación con sabiduría, que has dividido la luz de las tinieblas y has puesto el sol para regir el día y la luna y las estrellas para regir la noche, que has concedido también a nosotros pecadores venir ante tu presencia con confesión y presentarte nuestra vespertina doxología. Tú mismo, señor, Amante de los hombres, dirige nuestra oración
Porque tú eres Dios bueno que amas a los hombres, y te rendimos gloria a ti, Padre, Hijo y espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
La Oración de la Entrada
A la tarde, a la mañana y al mediodía te alabamos, te bendecimos, te damos gracias y te suplicamos, Maestro de todo, Señor Amante de los hombres. Dirige nuestra oración como incienso ante ti y no inclines nuestros corazones a palabras o pensamientos de maldad; antes bien, líbranos de todos los que persiguen nuestras almas, pues, señor, Señor, nuestros ojos están en ti y en ti esperamos; no nos confundas, Dios nuestro, porque te pertenecen toda gloria, honor y adoración, a ti, Padre, Hijo y espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
La Oración de Inclinación de Cabeza
Señor Dios nuestro, que inclinaste los cielos y bajaste por la salvación
El final y Gloria sea a Jesucristo.